Esta condición se caracteriza por un irreprimible deseo de participar en juegos de azar, a pesar de que la persona es consciente de las consecuencias negativas y quiere parar. Se trata de un trastorno en el control de los impulsos.
Según los especialistas, para diagnosticar a un individuo con adicción al juego o ludopatía, el paciente debe cumplir con una serie de síntomas, como la tolerancia del sujeto que, como en el caso de las drogas, cada vez requiere más frecuencia o cantidad en las apuestas o juegos para sentir la misma emoción.
Otros de los síntomas son preocupación por el juego, con pensamientos frecuentes sobre experiencias reales o producto de la fantasía, que giran en torno al juego; síndrome de abstinencia similar al de las drogas, que se caracteriza por inquietud e irritabilidad cada vez que la persona intenta dejar de jugar; evasión de los problemas cotidianos mediante el juego, mentiras a amigos, familia o terapeutas, sobre las cantidades gastadas o el tiempo destinado al juego; o pérdidas de control, revancha, pensando que va a recuperar lo perdido.
La ludopatía afecta a la persona también a nivel físico, pudiendo provocar ansiedad, estrés y depresión, así como problemas cardiacos derivados del estrés. Así como problemas personales, económicos, sociales, laborales, legales, y hay casos hasta de consumo de sustancias o abuso de las mismas, como alcohol, tabaco, cocaína entre otras sustancias psicoactivas.
Para tratar este tipo de adicción hay tratamientos de rehabilitación y grupos de ayuda. Lo realmente determinante para tratar la ludopatía es que el individuo asuma y acepte que presenta un problema y dé el primer paso para tratarlo.
Otro de los factores importantes es tomar la decisión y resistirse la tentación; controlar el flujo de dinero ya que sin éste no puede participar en ningún tipo de apuesta. También es vital planificar el tiempo; evitar lugares relacionados con el juego y en cambio buscar realizar otras actividades, si es posible de relajación y respiración.
Una de las salidas médicas más recomendada por los especialistas es realizar terapia cognitiva conductual, ésta se centra en cambiar pensamientos y comportamientos insaludables relacionados con el juego, como racionalizaciones o creencias limitantes.
|